RAYMUNDO, el marico.
Pura Paja en@alsanpo
RAYMUNDO, EL MARICO.
" «Es un tipo inconfundible de acromegálico, hombre desproporcionado, laxo, de musculatura fláccida y atrofiada, de extremidades voluminosas, como un antropoide, acaso un deficiente mitral, más apto para la defensa flemática que para el ataque vivo. Es también un microcéfalo: cráneo pequeño por la bóveda y abultado en la base, rostro grande y cabeza menuda, de piel mas negra que morena: un gorila, el King Kong del Tinte. »..
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Aquél sainete de salón de belleza era de lo más insólito y , a su vez, su propia peculariedad lo hacia único y , éso, al menos cuando ud. lo visitaba una y dos veces y terminaba siendo cliente de algún marico, una lesbiana, un tranfo o de algun barbero circunspecto, serio y arrecho que los habia, o de una dama religiosa recatada que imploraba protección al Cristo José, que remataba con una estampa bendecida y traida desde Piritu inserta en el espejo del puesto de estilista, huelga decir dónde trabajaba.
Y es que allí estaban todos los sexos, las desviaciones, las transgresiones, la debilidades humanas hecha tijera en mano y que nadie osaba tildar al otro de cuánto de éstos o lo otro. La paz y armonía en el filo de una tijera: la cuenta era por cabezas atendidas.
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Raymundo era la reina, que no quepa duda: cuando entraba al salón de belleza, tongoneando y el sonoro - y pero - grave ruido del tac tac de los tacones amellados, el rumor corría como una brasa caliente entre las sillas de barberos y estilistas; las que lavaban cabeza cuchicheaban al lado de los barberos y estos a lado de los estilistas; salian solicitas y solicitos, porqué habia caballeros bastantes, también, a recibir a Reinaldo:
Este es Raymundo, un marico decente que las clientes se disputaban como el mejor peluquero, de aquél otrora entorno de Guanta, Puerto la Cruz, Lecherias y hasta algunos del Tigre que se tragarón aquella truculenta autopista hasta el Puerto para hacerse el tinte tan amañado y deseado con ansiedad que buscaba y encontraba con Reinaldo el culmen estético regional y que solia terminar en los remates, en los cortes que era fin del comienzo de una nueva vida, que su diestra tijera sólo conocía; lo mas arrecho de su arte eran las mechas - suerte de medio camino a los colores - que le daban brillo y volumen a aquel rostro marchito que de pronto se tornaba en una de carajita pero con medio camino de lo viejo y dejar alli la esperanza de no perder un matrimonio a manos de unas vagabundas cazadoras de marido rebuscón.
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Aquél sainete de salón de belleza era de lo más insólito y , a su vez, su propia peculariedad lo hacia único y , éso, al menos cuando ud. lo visitaba una y dos veces y terminaba siendo cliente de algún marico, una lesbiana, un tranfo o de algun barbero circunspecto, serio y arrecho que los habia, o de una dama religiosa recatada que imploraba protección al Cristo José, que remataba con una estampa bendecida y traida desde Piritu inserta en el espejo del puesto de estilista, huelga decir dónde trabajaba.
Ud., usted.....tenia donde escoger pues habia la amplitud poco común de aquéllos aciagos días, cómo dicen.
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Y es que allí estaban todos los sexos, las desviaciones, las transgresiones, la debilidades humanas hecha tijera en mano y que nadie osaba tildar al otro de cuánto de éstos o lo otro. La paz y armonía en el filo de una tijera: la cuenta era por cabezas atendidas.
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Raymundo era la reina, que no quepa duda: cuando entraba al salón de belleza, tongoneando y el sonoro - y pero - grave ruido del tac tac de los tacones amellados, el rumor corría como una brasa caliente entre las sillas de barberos y estilistas; las que lavaban cabeza cuchicheaban al lado de los barberos y estos a lado de los estilistas; salian solicitas y solicitos, porqué habia caballeros bastantes, también, a recibir a Reinaldo:
"que si que bello este pantalón ajustado al culo o el nuevo corte que se inventó ese día con una mechas hacia la ceja, o la insinuante blusa transparente que se abria al viento al compás de frenada y arranque de la buseta que lo llevaba a Tronconal, suerte de terruño hacinado de concreto que se elevaba más allá de Lecheria."
«Los personajes y hechos retratados en Pura Paja® son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura paja «.
Pura Paja®
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Ese era Raymundo de esos aciagos dias y que hoy, me dicen, anda por el Perú levantando pretendientes y algún que otro polvo del camino. Que constituya este escrito como un homenaje a un marico, a carta cabal.
NOTA:
" si le gusto el asunto: bravo.Si no le gustó: por fin, ¡ albricias !...ud. ha pasado la prueba y está sano."
Reenvielo a quién ud quiera.
«Los personajes y hechos retratados en Pura Paja® son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura paja «.
Pura Paja®
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