SINOFRIDIA 

Frida Kahlo

Yo conocí a Frida Kahlo en la intimidad de unas sábanas moteadas por flores multicolores que la cubrían hasta un poco más arriba de lo que  permitía ver aquél haz de luz tenue que invadía,   por la rendija de la puerta entreabierta,   e  iluminaba la penumbra de la alcoba y dibujaba con su claridad pensamientos oníricos en el hilo de humo del cigarrillo que subía hasta tomar la  forma que mi ensueño imaginaba de su cuerpo;  cubierto entre las fragancias que exhalaba su cuerpo y la humedad del amor que el calor de su presencia efímera exhudaba: era Frida.

Frida y Trotsky 

              

Aprendí esos días sobre la forma voluptuosa que los cuerpos toman, de las líneas que dan volumen, de las curvas que dan peso, de los fríos y ardientes de los colores y matices,  cómo los recuerdos vuelan en los colores que cada parte tiene, sobre lo terso de una piel y lo suave que puede ser una caricia que cómo pinceles dibujan pensamientos en el alma, sobre lo perfecto que es la armonía.

Y, lo sublime que puede ser el amor cuando se hace arte. 

Significaban para Frida lo mismo que sus abalorios, sus trenzas y sus vestidos coloridos. 

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La casa Azul ese día se estremeció por el ruido aparatoso del tranvía arrollando al autobús y la penumbrosa habitación terminó tragandose la luz al abrirse la puerta que daba a la calle Londres de aquél Coyoácan, de colores brillantes y árboles de sombra grande. 

El humo del cigarrillo desapareció chupado por el techo, las fragancias se refugiaron en las paredes y el calor del cuerpo se lo llevó la brisa prístina de ese día. 

Las cenizas  grises  veteadas de negro de los cigarrillos parecían mariposas revoloteando al sentir la música del viento que las convidaba a bailar, quedaron sobre aquél piso de mosaicos inermes de tanto bailar hasta caer exanimes, esperando otra noche onírica. 

Cómo recuerdo de ésas elucubraciones,  permanecierón   esparcidos sobre las sábanas moteadas por flores multicolores los muchos libros, eran tantos y muchos que se arrumaban sobre la mesita de noche,  y muchos de algunos con párrafos marcados para releer después;  en la solapa de una de  sus biografías - descubri con letra rápida - a manera de epílogo : 

" sólo por leer sus cartas le habría amado..".

 Le decía Roxana a su amado que nunca había visto, Cyrano de Bergerac 

Por allí las fotos de Frida y allá estampas de impresiones que  imitaban sus cuadros, atrás las pinturas quedarón sobre el piso como evidencia autobiográfica de su azarosa  vida marcada por el sufrir y amar. 

Los espantos empezaron a juntarse y allí en la Casa Azul de Coyoacan, unos están en la sala, más otros prefieren una alcoba y otros vienen y se van pero Frida se los advirtió como profecía:  Espero que la salida sea alegre y espero no volver nunca más". Antes de morir, ella aceptó el hecho como una solución a su tristeza.

Chavela Vargas y Frida.

Aparecieron amores y pasiones tomando forma en cuerpos de espantos  para cobrarse viejas cuentas que en vida quedaron pendientes. Desde el primer amor de la preparatoria, Alejandro, hasta las queridas como Chavela Vargas, otras tantas más, y sin faltar el Trotsky de la aventura para darle celos al amor de su vida Diego Rivera: todas están en la casa Azul,  muchos no se dejan ver pero sé sienten en el olor a húmedo y a guardado. 

Diego  Rivera 

Con su cuerpo ancho, la barriga prominente y su tamaño desmesurado entró a la casa Azul:  piolet en mano, Diego Rivera, con cara de pocos  amigos y lo que decimos indignado, para joder a León Trotsky por abusador de la hospitalidad, la solidaridad  de los camaradas del partido, la amistad y sobre todo para  cobrar la afrenta de amancebarse con Frida: 

-- " ¿ Han visto al viejo de Trotsky ?"

.Le pregunto a Cristina, la hermosa hermana de Frida, quién le dio seis hijos para arrechera de Frida. 

"Cómo pretende ese ruso quitarme a mi esposa ":  -- gritaba Diego, ya con la vena encendida.

Desde ese día al ruso Trotsky no lo vieron más nunca  rondando la casa Azul. 

                            ✍ 

La Frida que conocí, entre la   intimidad de unas sábanas moteadas por flores multicolores,  sé fue  esa mañana dejando una esquela, tan corta que no se encontraba, sobre la mesita de  noche -  dentro de un libro, lo vine a encontrar 70 años después -  que me marcaron de por vida: 

"Y una cosa puedo jurar: yo, que me enamoré de tus alas, jamás te las voy a querer cortar"

    

                          ✍

En occidente es considerada la sinofridia como rasgo característico de masculinidad, ¿uds que piensan?

En esas partes del medio Oriente, la sinofridia es un símbolo de estatus,  de belleza y atractivo sexual.

NOTA:
«Los personajes y hechos retratados en Pura Paja®   son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura paja «.

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